Buenas tardes, alumnos y padres de familia.
La actividad para el fin de semana se relaciona con lo que comentábamos en clase el día de hoy.
En la primera década (periodo de 10 años) del siglo XVIII, el astrónomo inglés Edmund Halley usó las teorías gravitacionales establecidas décadas atrás por un conocido suyo llamado Isaac Newton para calcular la orbita de un cuerpo celeste que, decía él, atravesaba periódicamente (en periodos de alrededor de setenta y cinco años) el sistema solar en dirección al Sol. El cuerpo celeste en cuestión era un cometa, y Halley sostenía que ya había sido observado con anterioridad, y que aparecería nuevamente en el cielo a finales de 1758.
Por la navidad de ese año, dieciséis años después de que Halley muriera, un astrónomo aficionado de Alemania descubrió al Halley, tal como había predicho el inglés. Así, con puras mediciones matemáticas y apoyándose en la ciencia, se había logrado predecir un evento celestial, en que ningún hombre había podido tener intervención alguna.
Anteriormente a las investigaciones científicas de Halley los cometas eran vistos como un mal augurio. Es fama que en 1066, año en que Guillermo el Conquistador invadió Inglaterra y acabo con la dinastía de reyes sajones que gobernaba, un cometa (que posteriormente se identificó como el mismo predicho por Halley) aterrorizó con su aparición a la población, que creyó que el cometa presagiaba la muerte de Harold Godwineson, el rey sajón caído en batalla ese año.
También, se dice que uno de los malos augurios de la Conquista española fue un cometa que apareció en el cielo durante el reinado de Moctezuma Xocoyotzin, el noveno emperador mexica. Y en fecha tan reciente como 1910, cuando el Halley volvió a pasar cerca (muy cerca) de la Tierra, la cultura popular atribuyó a su visita la muerte del rey inglés Edward VII, que falleció en mayo.
Claro está que los cometas no causan la muerte de reyes, emperadores, etc. Este año murió la reina Isabel II y ningún cometa presagió ese evento histórico. Fue mera coincidencia que se apareciera un cometa en 1066 o en 1910...
Pero, hace poco más de dos siglos muchas personas en todo el mundo veían en las calamidades y desgracias causadas por la naturaleza la ira divina y retribución de deidades por comportamientos humanos moralmente cuestionables. Es decir: tormentas, terremotos, erupciones, nevadas e inviernos largos que acaban con las cosechas. Todo eso era atribuido al pecado humano y la ira de Dios... Pero con la predicción de Halley se solidificó un pensamiento que tomaba forma en la sociedad, y que consistía en cuestionar si de verdad las desgracias y fenómenos naturales eran obra de un dios caprichoso, o si obedecían a leyes naturales.
El descubrimiento de Edmund Halley en lo referente a su cometa no acabó con la creencia en una deidad, ni significó que él mismo no fuera creyente. Simplemente produjo curiosidad en las personas por las leyes de la naturaleza, y especialmente entre los científicos, el deseo de conocerlas y darlas a conocer.
Escribe en tu libreta, bajo el título que escribimos hoy, un breve resumen del texto anterior, enfatizando la importancia de la predicción de Edmund Halley. No hay necesidad de enviar nada este fin de semana, ya que en un artículo posterior se darán más instrucciones. Estoy a tus órdenes para cualquier comentario o duda sobre la actividad.